
Los migrantes
Le explicaron que nada más querían pasar esa noche, que al día siguiente ni tomarían el desayuno. Sería abrir los ojos y estar andando.

Le explicaron que nada más querían pasar esa noche, que al día siguiente ni tomarían el desayuno. Sería abrir los ojos y estar andando.

Los primeros días hubo entusiasmo, la gente competía por ver quién respiraba menos, quién aprovechaba mejor sus raciones. Surgieron entrenadores de apnea, medidores de oxígeno portátiles, competiciones de ahorro pulmonar.

Allí, con los ojos entrecerrados y las colillas por dedos, se cuece un plan de tragamonedas que humo y barniz rectifican.

Lo que vi fue real: en el centro del bar, una pareja de jóvenes enamorados danzaba, envueltos en la moda de los años cincuenta.

...y que vomité en la fiesta del bautizo de mi sobrina; y que caí desmayado en la primera hora de la despedida de soltero...