Ainda estou aqui

Dirección: Walter Salles

País: Brasil

Año de estreno: 2024

Reparto parcial: Fernanda Torres, Fernanda Montenegro, Selton Mello, Valentina Herszage.

Género: Drama

I

Me llamo Eunice Facciolla Paiva y vivo en Río de Janeiro, con mi esposo Rubens y mis cinco hijos. La vida nos va bien, no me puedo quejar. Vamos a la playa de Leblon cuando nos place. Escuchamos música —un poco de Gilberto Gil por aquí, algo de samba por allá y, de vez en cuando, Caetano Veloso— y bailamos. Cenamos en familia mientras hablamos acerca de nuestro día y yo debo poner orden en una mesa que parece más un circo que un comedor. Compartimos con nuestros amigos, los cuales nos visitan con constancia y a quienes conocemos hace años ya. Y miramos películas, porque siempre he dicho que en el cine la vida es más bella. A Vera, mi hija mayor, le encanta grabar todo con su cámara Super 8. Lo registra todo: las idas al mar, los cumpleaños, las ocurrencias de Rubens, los viajes familiares, etc. Marcelo siempre está jugando con sus hermanas pequeñas por toda la casa. Y Eliana posee una sensibilidad silenciosa pero poderosa. A todos los amo. Porque somos una familia cuyo amor desborda nuestros corazones. Muy en el fondo de mi pecho, siento como si la decisión de Rubens de dejar la militancia política fuera lo mejor que nos pudiera haber pasado. Ojalá mi vida siga así. Ojalá todo siga así.

II

¿Dónde estás, Rubens? Una mañana, esos hombres llegaron a nuestra casa sin previo aviso, te informaron que eras requerido para responder unas preguntas en otro lugar y que no tardarían mucho. Tú mantuviste la calma, pediste cambiarte de ropa, te despediste con serenidad y nunca caíste en dramatismo alguno. Tu esposa, yo, solo pudo observarte paralizada, incrédula. Horas y horas han pasado y aún no regresas. ¿Dónde estás, Rubens?

Tú fuiste secuestrado por el Estado. Ellos lo niegan, dicen que no estás detenido, a veces alegan ignorancia y otras sugieren que fuiste atrapado por la guerrilla. Pero tu esposa sabe que las fuerzas oficiales te tienen y su búsqueda incansable no cede ante terremoto, huracán o tornado alguno. Por ti, Rubens, esa esposa, yo, Eunice, documenta cada paso, escribe cartas con persistencia, visita oficinas gubernamentales y no teme convertirse en una figura incómoda para el régimen. ¿Dónde estás, Rubens?

Aunque nunca entreguen tu cuerpo, ni una confirmación oficial, tu esposa entiende que has sido víctima de desaparición forzada. Su intuición, la de tu Eunice, al estar reforzada por el silencio del Estado, se convierte en convicción. Vivo o muerto, tu mereces dignidad, verdad y justicia. No vas a ser un sin-nombre más de los miles de ultrajados en esta dolorosa Latinoamérica nuestra. Eres Rubens Paiva y tu familia te encontrará. 

III

La luz de la tarde se cuela por las ventanas de una casa repleta de vitalidad familiar. En el centro de la sala, Eunice Paiva, ahora anciana, permanece sentada frente al televisor. Su cuerpo ha cedido al tiempo, y su memoria, como un álbum deshojado, se pierde entre nombres y fechas. Pero hay algo que no se borra: el amor.

En la pantalla aparece una imagen de Rubens Paiva, su esposo desaparecido por la dictadura. Eunice lo observa con una mezcla de desconcierto y ternura. Murmura su nombre, apenas audible, como si lo invocara desde un rincón de su conciencia que aún resiste al olvido. Marcelo, su hijo, la mira desde el otro lado de la sala. No dice nada. Solo observa, sabiendo que ese instante vale más que cualquier palabra.

La familia se ha reunido. Es hora de la fotografía. Marcelo invita a todo a sonreír. Y lo hacen. Todos. Hijos, nietos, amigos. Sonríen no por alegría, sino por resistencia. Porque la memoria no se rinde. Porque Rubens sigue ahí, en cada gesto, en cada silencio, en cada sonrisa que desafía el olvido.

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